Son una forma inteligente de reducir las emisiones
Para buscar soluciones al cambio climático, como sociedad tenemos dos alternativas; una, la de esperar a actuar y arriesgarnos a hacerlo cuando sea demasiado tarde, y la otra, la de reducir nuestras emisiones de manera constante año a año empezando desde ya. De una manera más gráfica sería como elegir el camino que desciende suavemente por el acantilado o preferir caer de golpe por el precipicio.
Nuestra atmósfera y el resto de sumideros de carbono, como los bosques o los oceános, tienen una capacidad limitada para absober CO2. Los presupuestos de carbono tienen en cuenta esta capacidad limitada para saber cuanto CO2 podemos emitir sin que corramos el riesgo de que la temperatura del planeta aumente en más de 2ºC. Así, si sabemos la cantidad de CO2 que pueden acoger los sumideros, sabemos la cantidad de CO2 que podemos emitir sin poner la vida de las personas y demás especies que habitan el planeta en riesgo.
Esta capacidad de absorber CO2 de los sumideros de carbono es un servicio ambiental que nos brinda gratuitamente la naturaleza, pero que con nuestras emisiones hemos ocupado solo unas pocas personas en el planeta. Establecer presupuestos de carbono servirá para repartir este espacio ambiental de manera más equitativa y dentro de los límites ecológicos del planeta. Así en 2050 cada persona del planeta podrá emitir 2 toneladas de CO2 por año.
Los presupuestos de carbono consisten en establecer un máximo de emisiones por periodos cortos de tiempo. De esta manera es fácil evaluar si estamos en el camino de reducir o no nuestras emisiones, y cada gobierno en cada legislatura está obligado a actuar, sin postergar las medidas y los cambios para más tarde.
Establecer presupuestos de carbono servirá a España y otros países que tienen compromisos de reducción bajo el Protocolo de Kyoto que no están cumpliendo para poder hacerlo y reducir las emisiones en nuestro país y no acudiendo a comprar los créditos en otros países. Solo reduciendo domésticamente nos aseguramos de empezar a transformar nuestras sociedades en sociedades bajas en carbono.
Sabemos que lo que realmente cuenta en la concentración final de CO2 en la atmósfera. Según las mediciones esta es hoy de 385 ppm. Y se prevé que ni no actuamos y reducimos drásticamente nuestras emisiones se alcancen las 450 ppm, que desencadenaría consecuencias impredecibles. Para tener al menos un 50% de probabilidades de no alcanzar el aumento de 2ºC a final de siglo debemos estabilizar la concentración de CO2 en la atmósfera en 350 ppm. Es importante aplicar el principio de precaución y asegurarnos de no alcanzar esta concentración si queremos que la vida en el planeta tal y como la conocemos perdure.